Si no tienes las finanzas de negocio bien controladas, nada de lo que hagas será sostenible. 

Así de simple. 

Y he querido empezar este post con esa frase precisamente porque sé que sois muchos los que os lanzáis a emprender sin tener las cuentas claras. 

El tema del dinero es la asignatura pendiente para muchos: por pereza, por desconocimiento, por miedo, por [inserte aquí cualquier otra razón].

Sin embargo, el “ya veremos” y el ir gestionando los números “sobre la marcha” pone en riesgo tu proyecto, y tu intención de vivir de lo que te apasiona. 

A lo mejor al leer esto pienses que no es para tanto, pero sí. 

Porque no tener claras las cuentas puede hacer que trabajes muchísimas horas para que no te de ni para tu sueldo, o que tu negocio esté dando pérdidas y no te estés dando cuenta, o que los servicios que estás planteando tengan unas tarifas muy bajas, y aun así sigas ofreciéndolos. 

Y no, no hace falta ser un experto en economía para poder llevar las cuentas al día. 

Por eso, me gustaría compartir contigo por dónde puedes empezar a organizar tus finanzas de negocio para que todo cuadre y te den los números. 

Diferencia tus finanzas personales de las profesionales

Cuando creamos nuestro negocio desde 0, es absolutamente normal contar con tu capital personal para arrancar. 

Y sí, antes de continuar, déjame contestarte: se puede crear un negocio sin inversión inicial. 

Sin embargo, uno de los errores más típicos es el de mezclar el dinero personal y el del negocio como si fuera todo uno. ¡No lo hagas! 

El dinero del negocio no es tuyo. Es de tu negocio. 

Y de él, saldrá tu sueldo, con el que sí podrás contar para todos tus asuntos personales, pero en ningún momento te organices en función del dinero que hay en tu negocio. 

Para que todo esto sea mucho más sencillo, ten dos cuentas diferentes. Una, en la que tendrás todo el dinero del negocio, y otra, que será tu cuenta personal, a la que transferirás mensualmente tu sueldo (como si de una nómina se tratara).

Si quieres ir un paso más allá, puedes hacerte una tercera cuenta, a la que ir traspasando cada mes la proporción de impuestos que tendrás que pagar, ya que este dinero, aunque lo ingreses, no es tuyo ni de tu negocio. 

Pero sea como sea, lo importante es que te quedes con la idea de que una cosa son las finanzas de tu negocio, y otras tus finanzas personales. 

Aclarado esto, ¡continuamos! 

Las cuentas, cuanto más claras mejor

¿Sabrías decirme cuánto tienes ahora mismo en total? ¿Cuál es la previsión de ingresos para el próximo trimestre? ¿Y cuánto es lo que debes?

A la hora de organizar tus finanzas, tener claridad sobre lo que tienes, lo que debes y lo que has previsto que ocurra es fundamental. 

Así que empieza haciendo un resumen de tu situación actual, listando todos los gastos que tienes actualmente, y también los ingresos (actuales y la previsión). 

Esto te dará tranquilidad y te ayudará a tomar mejores decisiones, por ejemplo, la de saber si los gastos que tienes entran en el rango que tu negocio se puede permitir (entre ellos, tu sueldo) o necesitas aumentar tus fuentes de ingresos. 

En mi mentoring personalizado de 0 a 100 uno de los temas que vemos es el de los servicios y cómo ponerles precios rentables y escalables. Si quieres que lo revisemos juntos, mira aquí la información. 

¿A dónde quieres llegar? 

Cuando tienes las cuentas separadas, la cuenta de negocio por un lado, y la cuenta personal por otro, es mucho más fácil ver con claridad los números. 

En ese punto, es el momento de tener muy claros tus objetivos y a dónde quieres llegar. 

  • ¿Cuál es tu sueldo objetivo? 
  • ¿Cuánto quieres tener ahorrado para tu negocio?
  • ¿Qué partida quieres destinar a reinvertir? 
  • ¿Qué es lo que te gustaría adquirir para tu negocio?

Mi recomendación es que te pongas objetivos a corto, medio y largo plazo (por ejemplo, a 3 meses, 1 año y 3 años).

Con tus objetivos claros, la previsión de lo que tienes, lo que debes, y lo que previsiblemente entrará, entonces sí toca arremangarse y ponerse manos a la obra:

1 – Tener un fondo de emergencia será prioritario para lo que pueda ocurrir, que te aseguro que es mucho. Desde que tu ordenador un día decida que no quiere encenderse hasta que haya un imprevisto y no tengas para hacerte el sueldo ese mes. 

La solución es ir reservando un poco de dinero cada mes, a poder ser en otra cuenta diferente a la del negocio, para tener un plan B ante cualquier emergencia. 

2 – Revisa tus gastos con lupa, e intenta que tu meta sea siempre ganar más de lo que gastas (esto es obvio) y que tu deuda esté siempre a cero. 

3 – ¿Tienes deudas? ¿Estás pagando a plazos algún préstamo, formación o cualquier otra cosa de tu negocio? Guarda una partida mensual de tus ingresos para ir amortizando esas deudas, no te conformes con pagar solo el mínimo. 

4 – E importantísimo: habitúate a hacer seguimiento semanal, mensual y trimestral a tus entradas, tus salidas, y cómo vas con tus objetivos. 

La idea es que puedas crear una rutina para que tengas siempre las cuentas claras, y puedas detectar a tiempo cualquier detalle que no funcione del todo bien. 

Por ejemplo, algún gasto prescindible, o algún servicio que no te está resultando rentable, o si algún mes no estás llegando a los ingresos mínimos que debes generar para que todo siga rodando.  

De esta forma, la parte financiera de tu negocio dejara de ser tu eterna asignatura pendiente, y de hecho te ayudara a que tu proyecto sea viable y tenga sentido. 

¿Te ha quedado alguna duda, o añadirías algún punto a la hora de organizar tus finanzas? Te leo.

Sobre mí, Arménia Barradas

Ayudo a COACHES y otros profesionales del desarrollo personal a dedicarse profesionalmente a su pasión creando para ello un negocio rentable y fiel a su esencia

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