Conóceme un poco más

Los que vivimos de un negocio propio sabemos lo difícil que es crearlo, mantenerlo y hacerlo crecer.
Seguro que con esta historia que te voy a contar a continuación, lo vas a ver más claro.
Por mi décimo cumpleaños mi madre decidió llevarme a uno de los parques de atracciones acuáticos más grandes de Lisboa.
Llevaba años soñando con montarme en uno de los toboganes más largos e impresionantes que nunca había visto llamado “Tower of Power”.
Más que un tobogán era una montaña rusa acuática con curvas de 6 metros de subida y 18 metros de bajada.
Pura adrenalina y diversión. O eso creía yo.
Cuando entramos en el parque me empecé a sentir pequeñita.
Estaba rodeada de atracciones gigantes, desafiantes e imponentes entre las que me sentía perdida.
Me quedé quieta durante unas horas en mi toalla hasta que el miedo a lo desconocido se fue mitigando y mi hermana me convenció para subir al “Tower of Power”.
Nos pusimos a la cola y conforme llegaba nuestro turno, comencé a sentir mis piernas como gelatina, un hormigueo en el estómago y mis pulsaciones aceleradas latiendo en mi garganta.
Mi valentía se había esfumado. Tenía miedo, mucho miedo.
Pero miraba a la gente que salían disparadas de la atracción tras terminar su viaje, con la cara transformada, eufóricos, llenos de vida y quería sentir y vivir lo mismo.
Solo al empezar, había una bajada de 10 metros en línea recta.
Me paralicé, no quería montarme pero no había posibilidad de dar marcha atrás.
Las personas que habían detrás de mí empezaron a presionarme para que me moviera al igual que el técnico de la atracción.
Mi hermana vió mi cara de muerta, me agarró fuerte del brazo y me dijo algo que jamás olvidaré: “El miedo no puede ganarte”.
Fueron 20 minutos de tantas emociones juntas que aún me cuesta expresar.
Luego en las subidas, mi cuerpo se relajaba.
En ese momento, empecé a llorar y a gritar que quería bajarme.
Mi pánico desapareció por arte de magia.
Nos quedamos quietas por unos minutos mirándonos a los ojos, con el corazón en la boca, con la respiración entrecortada pero llenas de energía y con una sonrisa de oreja a oreja.
Hoy, después de 5 años siendo coach y mentora de profesionales de desarrollo personal no encuentro mejor descripción de lo que significa el emprendimiento.
¿Podré vivir de mi sueño?, ¿seré lo suficientemente bueno?, ¿podré salir adelante?, ¿dejo mi trabajo actual para dedicarme a mi proyecto?, ¿contratarán mis servicios?, ¿tendré clientes pronto?, ¿merecerá la pena la inversión en una mentoría?, ¿sabré vender mis servicios?… estas preguntas tienen respuesta pero tienes que atreverte a buscarla.
Logras enfocar tu tiempo limitado y toda tu energía en una única dirección y los avances son más inmediatos, más reales y, como consecuencia, se afianza la creencia de que es posible vivir de lo que te gusta.
Por eso, he querido dedicarme a impulsar, a acompañar y a asesorar a otros profesionales del desarrollo personal en este difícil pero a la vez satisfactorio camino del emprendimiento.