“Yo prometo enseñarte Kárate, esa es mi parte. Tú prometes aprender. Yo digo, tú haces. Sin preguntas. Esa es tu parte.
¿Hay trato?
Primero lavar todos los coches. Luego… cera.
Dar cera, pulir cera. Dar cera, pulir cera”.
Esta escena me encantó. ¿La recuerdas?
Es de la película Kárate Kid, que se estrenó en 1984 (¡cómo pasa el tiempo!).
En ella el Sr. Miyagui enseña al joven Daniel San los secretos del kárate. El joven se ha trasladado con su madre a California y empieza a sufrir abusos por parte de una pandilla de estudiantes de esta disciplina.
Casualmente, su anciano vecino, el Sr. Miyagui, es un experto en este arte marcial y Daniel recurre a él para que se convierta en su maestro.
El Sr. Miyagui tiene una filosofía muy particular, y antes de empezar a enseñarle técnicas de kárate le formará mentalmente para afrontar todos los retos de su vida.
El primer entrenamiento es este curioso “dar cera, pulir cera”. Daniel debe lavar varios coches y encerarlos. “lavar, con la mano derecha, dar cera con la mano izquierda”. El alumno no entiende por qué debe hacer lo que el Sr. Miyagui le ha pedido, ya que quiere aprender a luchar para poder defenderse.
Esta escena esconde en realidad varios aprendizajes.
Las enseñanzas de “Kárate Kid” para que logres alcanzar tus metas
La historia de Daniel aprendiendo a lavar coches es la historia de todos nosotros en algún momento de nuestra vida. Y no me refiero a aprender artes marciales casi sin darte cuenta, como le ocurre al protagonista de la película.
Estoy hablando de la posibilidad de aprender a hacer algo por uno mismo.
A Daniel le cuesta asumir la rutina que el Sr Miyagui le impone, pero acaba dándose cuenta de que para llegar hasta un objetivo es necesario conocer el camino y saber cómo recorrerlo. Antes de lanzarse con mucha energía e ilusión pero sin rumbo fijo conviene empezar a construir siempre desde los cimientos.
En la película, tras varias semanas atrapando moscas con palillos y limpiando coches, el joven aprende la importancia de la metodología como medio para conseguir objetivos.
El poder del esfuerzo, la constancia y la paciencia le servirán para lograr aprender a defenderse de los abusos de sus compañeros y a dominar el kárate.
En la vida, todos los procesos de aprendizaje requieren tiempo.
Ante tal reto, es corriente que aparezca miedo, desmotivación, desespero e impaciencia.
Y esto también nos pasa a la hora de emprender.
Si nos aferramos al resultado y la impaciencia se adueña de nosotros, es más que probable que abandonemos a la primera de cambio.
El Sr. Miyagui dice también en la película que “tener ambición sin conocimiento es como ser un barco en tierra firme”.
Efectivamente, la formación es fundamental para evolucionar como profesionales y sacar adelante nuestro propio negocio con el paso del tiempo. Quedarse anclado, sin formación y no tener interés por aprender solo lleva la descripción descrita por el maestro: ser un barco sin agua.
Para mí la expresión “dar cera, pulir cera” guarda principalmente tres mensajes que quiero compartir contigo:
1) Cultiva la paciencia para poder lograr tus metas
Aquí la solución es el desapego del resultado, o sea, trabajar sin que te importe (por ahora) el resultado.
La única preocupación que debes tener es la de aportar valor a tus clientes.
Identificar cuáles son los principales problemas y preocupaciones de tu cliente ideal y aportarle tanto ideas como soluciones para solventar sus dificultades.
2) Abraza el proceso de transición
Disfruta del proceso que requiere pasar del estado actual al estado deseado. Para lograr nuestras metas debemos emplear muchas horas de trabajo.
¿Conoces el Iceberg del éxito?
Lo importante es lo que no se ve, el trabajo interior.
- Trabajar duro
- Aprender de los fallos
- Sacrifico
- Persistencia
- Dedicación
- Consolidar buenos hábitos
- Cómo afrontas las decepciones
Constancia, paciencia, esfuerzo, perseverancia… Estas son algunas de las aptitudes que definen a un emprendedor de éxito.
Muchas veces podemos vernos invadidos por la impaciencia, pero emprender requiere un período de transición o aprendizaje.
Es una condición indispensable.
3) Aprende de tus propios errores
Cuando inicias un proyecto, ya sea solo o en compañía, te sobra ilusión. Partes de un punto y tienes un claro objetivo en mente. El problema es que para pasar del punto A al punto B debes pasar por un proceso largo, en el que te vas a encontrar con dificultades.
Sin embargo, cometer errores tiene un lado muy positivo. Si cometes un error es porque lo has intentado. Si lo vuelves a intentar, ya sabes qué debes evitar.
También te permite hacer autocrítica, ya que si tú has sido el responsable del error, no dependerás de los demás para hacerlo mejor. Si detectas la causa del error, podrás superar la prueba nuevamente.
Daniel creía que lavar coches era una tontería. Que no le acercaría a su objetivo. Pero estaba equivocado.
Al creer en su maestro, hizo todo lo que le pidió. Y así consiguió su lograr su objetivo, aprender a dominar el kárate.
Montar un negocio de desarrollo personal no es fácil. Y menos aún, mantenerlo.
La frase “dar cera, pulir cera” simboliza el camino hacia el éxito empresarial (y vital): no se trata de salir a por todas en una carrera de 100 metros, sino de disfrutar del proceso como si de una maratón de fondo se tratara.
Para ello es necesario ser constante, paciente y desapegarse del resultado.
Y tú, ¿“das cera, pules cera”?
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